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Atrás Localizados dos pavimentos de azulejos de finales del s. XVIII y del XIX

Localizados dos pavimentos de azulejos de finales del s. XVIII y del XIX

Las excavaciones arqueológicas siguen dando su fruto. Se han hallado dos buenas muestras de azulejería valenciana de finales del siglo XVIII y primeras décadas del XIX. El paso de los años ha hecho mella en ellos. Su estado de conservación es deficiente, se encuentran fracturados, aunque gracias técnicas de restauración conseguiremos extraerlos enteros y recuperarlos para el futuro.

El primero de los pavimentos se encuentra en la fachada de la Calle Santo Cáliz y pertenece al palacio existente con anterioridad a la construcción del actual de Calatayud. De las dos muestras recuperadas es el que más ha sufrido, con la mayoría de las piezas rotas en varios fragmentos, aunque es posible reconocer los motivos. Ese es el reto de la arqueología: a menudo de pequeñas evidencias intentar reconstruir cómo eran las cosas en el pasado. Se trata de azulejos que se incluyen en el estilo neoclásico, todavía muy próximos a la rica azulejería valenciana de finales del barroco y que pueden datarse entre 1780 y 1800. Forman una composición extensa en la que se entrelazan cintas amarillas con bordes azules, en otros listeles amarillos que forman meandros o grecas y en el fondo pequeños ramos o tallos con flores y hojas.

 

 

La segunda muestra de pavimento se ha hallado en el edificio vecino al palacio, hoy Horno de los Apóstoles 3, y que posiblemente en las primeras décadas del siglo XIX, momento en el que lo datamos, debía pertenecer a una habitación en semisótano de una vivienda con entrada desde la calle Santo Cáliz. El área excavada nos proporciona un suelo donde se combina una zona perimetral de baldosas de barro de pasta roja y en el centro azulejos en blanco con un ramo central de flores. En unos casos las flores están pintadas sólo en azul y en otras de varios colores, con predominio de amarillo, verde y marrón. Se trata de unos azulejos muy sencillos que se hicieron muy populares en Valencia en la primera mitad del siglo XIX y que suelen utilizarse en los suelos de cocinas y otras habitaciones e incluso chapando bancos, armarios o estantes.